Se descubre una sepultura canina prehistórica de 8.000 años. Este perro fue enterrado con ritos funerarios en una zona costera al sur de Lisboa, concretamente en el yacimiento de Pocas de Sao Bento (Alcácer do Sal).
La tumba es la más antigua encontrada en el sur de Europa, con estas características. Los enterramientos de perros, el primer animal en ser domesticado por el ser humano, ya se habían localizado en el norte de Europa, pero nunca se habían hallado en la Península Ibérica y otras zonas del sur del continente.
En la sepultura se ha encontrado, entre otros restos, una cubierta de conchas construida con precisión que confirma el valor simbólico que se daba al perro.
Las prácticas religiosas y afectivas relacionadas con los ritos funerarios se remontan a las sociedades del Mesolítico, hace 10.0000 años, cuando los seres humanos eran cazadores y recolectores, antes de que la agricultura y la ganadería se extendiera por Europa.
Descubrimientos anteriores ya habían confirmado que algunos grupos de cazadores convivían con perros durante el Paleolítico y el Epipaleolítico.
Aunque en la Península Ibérica no se habían encontrado hasta ahora tumbas caninas sí se hallaron restos de un perro de unos 13.250 años de antigüedad en la cueva de Anton Koba, en Guipúzcoa (España).
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