A los 16 años entró en la “Rossbach Freikorps”, una organización paramilitar de adolescentes conocida por aterrorizar a los ciudadanos de la República de Weimar. Poco después ingresó en el Partido Nacional-Socialista, y en 1940 ya autorizaba ejecuciones en el campo de concentración de Poznan.
En Túnez ayudó a perfeccionar el “suerwagen” (método de exterminio con camiones de gas) y a reclutar judíos para que realizaran trabajos forzosos. Y en norte de Italia poco después, como jefe de la “SIPO” (Policía de Seguridad), cometió varias matanzas públicas en Loreto y Milán. De este modo se ganó sobrenombres como el “Verdugo de la Plaza Loreto” o “el Carnicero de Milán”.
Con este currículo, aún no está claro como hacia 1946 ya trabajaba para la CIA, después de haber sido detenido por soldados americanos tras la II GM. En 1947 recibió ayuda de esta para que no fuera juzgado por sus matanzas en Italia y encarcelado en Gran Bretaña. Las autoridades británicas consiguieron su extradición pero la influencia de la CIA evitó el juicio.
La CIA vio que le podía sacar partido al sanguinario y Saevecke quedó bajo su protección. Lo reclutó para dirigir sus operaciones en Berlín. Los documentos oficiales le atribuyeron pronto logros importantes a la hora de combatir la influencia comunista en la ciudad.
Saevecke asumió un puesto de responsabilidad en la BKA lo que supuso un escándalo y varias investigaciones más por su matanza de partisanos. Pero logró estar en activo hasta la década de los 60 gracias a la CIA.
Hasta 1999, cuando un tribunal militar de Turín le condenó a cadena perpetua por la matanza de la Plaza de Loreto: el fusilamiento de 15 miembros de la resistencia italiana en 1944.
#10agosto Partigiani e antifascisti vengono giustiziati in piazzale Loreto per ordine del capitano delle SS Theodor Saevecke. #SuccedeOggi pic.twitter.com/LcSLtNJAmC
— HistoryIT (@history_channel) 10 de agosto de 2017
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