En la iglesia de San Luis de los Franceses de Sevilla [consagrada al rey francés Luis IX] se encuentra el mejor barroco de Andalucía. Allí, los discípulos de San Ignacio de Loyola intentaron reconstruir el bíblico Templo de Salomón.
La iglesia está siendo rehabilitada y, como suele suceder en estos casos, empieza a desvelar secretos sobre su pasado mudéjar. Sobre la puerta de una capilla han aparecido unos arquillos mudéjares, antes cegados, que hablan del tiempo en que era un palacio medieval.
Tras la reconquista, la fortaleza musulmana fue entregada a la familia de los Ribera como adelantados mayores del Reino, es decir, los nobles que empujaban la frontera contra el enemigo islámico en favor del rey cristiano a cambio de tierras.
Cuando los Ribera se mudaron, arrancó la conversión del antiguo palacio en noviciado de la Compañía de Jesús. Los jesuitas decidieron edificar una iglesia [s. XVIII] en la que el barroco se impuso.
Encargaron la tarea a Leonardo de Figueroa, quien puso en práctica un novedoso sistema de edificación: los cimientos se excavaron como en una mina, asentando las bóvedas de tierra con un mortero de cal sobre una fábrica de ladrillos y luego retirando la tierra sobrante de debajo.
La precisión ha sido asombrosa. El maestro solo se desvió en el ángulo con respecto al suelo, apenas 1,5 centímetros. Medidos con láser.
La cripta, que se prevé usar como museo, ha puesto a la luz más de 200 restos de cadáveres, la mayoría de ellos en osarios y algunos sobre el piso apenas cubiertos por un lienzo sin caja mortuoria. Los restos pueden pertenecer a jesuitas, novicios, monjas y también niños, incluso algún feto.
SACADO DE UN SUEÑO DE LEONARDO DE FIGUEROA ES EL BARROCO DE SAN LUIS DE LOS FRANCESES EN SEVILLA. pic.twitter.com/OYfVZkQa39
— FOROCEN-FORO (@SEVILLECAPITAL) 6 de octubre de 2017
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