Raoul Wallenberg, fue conocido como el Ángel Sueco, ya que gracias a su valentía, astucia y habilidades diplomáticas, salvó de la muerte a miles de judíos en Hungría. Hoy en día se sigue sin saber cuál fue el destino final de este diplomático, cuya supuesta muerte a manos de los soviéticos sigue estando envuelta de misterio.
Wallenberg nació en el seno de una adinerada familia sueca. Estudió arquitectura en EEUU, aunque finalmente acabó dedicándose al comercio entre Suecia y el centro de Europa. Fueron sus conocimientos del húngaro y los contactos en este país los que le convirtieron en el mejor candidato para liderar el plan de ayuda a las víctimas de los nazis que EEUU puso en marcha en colaboración con Suecia al final de la II Guerra Mundial.
En 1944, Wallenberg fue nombrado enviado especial de Estocolmo en Budapest. Salvó del holocausto a unos 100 mil judíos, proporcionando pasaportes falsos a unos 20 mil y convenciendo a oficiales nazis para que no masacraran a los 70 mil habitantes del gueto de Budapest. En 1963, el memorial del holocausto de Israel (Yad Vashem) le reconoció como un «Justo entre Naciones».
El ejército soviético, tras ocupar Hungría, detuvo a Wallenberg el 17 de enero de 1945. Acusado de ser un espía de EEUU, terminó en la cárcel moscovita de Lubyanka, donde falleció el 17 de julio de 1947. Según la primera versión rusa, la causa de la muerte fue un ataque al corazón, aunque lo más probable es que fuera ejecutado o envenenado.
Su muerte ha dado pie a numerosas especulaciones. Un grupo de investigadores, descubrió recientemente un documento que demostraría que Wallenberg fue interrogado 6 días después de la fecha oficial de su muerte.
Las autoridades rusas nunca se han mostrado especialmente colaboradoras. De hecho, Rusia bloqueó una de estas investigaciones a principios de los años 90.
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