Torreparedones, a 20 kms de Baena (Córdoba), va a ser de nuevo recorrida por los ciudadanos. Aunque ya no serán los veteranos legionarios romanos que convirtieron el antiguo asentamiento íbero en una próspera colonia.
Este yacimiento, posee un excepcional foro, un cuidado mercado y un santuario único entre sus riquezas. Una joya arqueológica íbera, romana y medieval, que se comenzó a excavar en 1988 y que tras varias campañas investigadoras han confirmado su importancia. En el último año se han hallado esculturas como la cabeza del emperador Claudio o el torso de una figura masculina, vestida con coraza y atribuida a un emperador.
Nadie conoce con certeza el nombre latino de la ciudad. La fatal casualidad ha hecho que el topónimo desapareciese de las escasas huellas escritas que han perdurado hasta hoy. En el caso del foro, al que se accedía por dos puertas, sur y norte; los investigadores han hallado una inscripción, tallada en la piedra del pavimento y que, en tiempos, estuvo rellenada de plomo bañado en material dorado. Decía: «Marco Junio Marcelo, hijo de Marco, de la tribu Galeria (…) de Augusto, pavimentó el foro con su dinero». Pero ni rastro del nombre de la ciudad.
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— RTn #Córdoba (@RTn_cordoba) 31 de mayo de 2017
Es probable que sea Ituci, la colonia que cita Plinio el Viejo en su obra. Plinio la llamaba “ciudad inmune”, es decir, que no pagaba impuestos y, según cuenta, era una colonia fundada y poblada por legionarios veteranos. Plinio citaba en sus escritos sobre la Bética que, entre las ciudades de Tuci (actual Martos, en Jaén) y Ucubi (Espejo, en Córdoba), se encontraba Ituci. Y el actual Torreparedones encaja con aquella ciudad mencionada por el sabio.
Las obras de recuperación de los restos ya son visibles en algunos puntos. Como el espectacular acceso, de doble puerta, separada por 14 metros, y sillares ciclópeos. Los dos sólidos torreones han sido recreados con una piedra que permite diferenciar perfectamente lo original de lo nuevo.
También se ha levantado el Santuario, que puede ser el verdadero tesoro del yacimiento. Conservando buena parte de los muros, en buen estado. Este centro religioso, de origen ibérico (siglos III, IV a.C.) y tal vez dedicado a la diosa cartaginense de la fertilidad Tanit, siguió en activo con los habitantes romanos. De la actividad espiritual han quedado unos 400 exvotos. La mayoría figuras femeninas, piernas y pies.
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