Según varios documentos desclasificados por el MI5, el espionaje británico; activistas nazis trazaron un plan con el fin de provocar el pánico en Nueva York. Se le conoce como “Operación Pastorius”.
Volar fábricas y empresas de la que eran propietarios judíos, reventar presas y carreteras, así como sabotear líneas ferroviarias, ese era el cometido de los saboteadores.
El comando nazi se embarcó en un submarino rumbo a Nueva York. No se sabe donde embarcaron lo cierto es que quedaron varados cerca de la playa de Amagansett, en Long Island, el 13 de junio de 1942.
Los 4 nazis del comando remaron en un bote de goma para alcanzar la orilla. Tras deshacerse del bote, tomaron un tren a Nueva York vestidos de paisano.
Pero no contaban con que entre ellos había un traidor, deseoso de pasarse a las líneas estadounidenses y labrarse un futuro en América. Delató los planes al FBI en Washington, como prueba de la veracidad de la historia mostró los 84 mil dólares que había recibido para desempeñar su misión.
El FBI detuvo a todo el comando y también a otros miembros que iban a actuar en Florida. Los espías fueron juzgados y condenados a muerte.
Al soplón le conmutaron la pena capital por 30 años de prisión, de la cual cumplió una pequeña parte. Al parecer le pusieron en libertad y volvió a Alemania.
Para ser justos hay que añadir que esta historia de espionaje no está totalmente documentada y que bien podría pertenecer a la mitología que envuelve la caída del III Reich.
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