Los xiximes mexicanos eran un pueblo que cultivaban maíz y cazaban venados. Dedicaban medio año a la guerra y cuando volvían a casa, se comían el cadáver del enemigo. Lo hervían y lo devoraban en un ritual en el que participaba toda la población.
Los xiximes habitaban allá por 1450 la sierra del estado de Durango, convencidos de que el canibalismo les permitía apropiarse del alma del enemigo y de que las partes de mayor valor eran la cabeza y las manos. Conservaban los huesos para celebrar otro rito agrario destinado a renovar el ciclo del maíz.
El canibalismo de esa etnia había sido descrito en fuentes del siglo XVII, principalmente en cartas elaboradas por los misioneros europeos que visitaron las llamadas «Casas en Acantilado». La más importante es la misiva que Hernando de Santarén envió en 1604 a sus superiores en México, informándoles de los grupos indígenas que encontró en la sierra del actual estado de Durango.
Desde hace 4 años, un grupo de arqueólogos mexicanos ha estudiado 40 huesos humanos hallados en la Cueva del Maguey (Sierra de Durango), y así ha confirmado la antropofagia ya que el 80% de los huesos tienen huellas de corte y de haber sido hervidos.
Estos resultados se han presentado en la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, inaugurada en la ciudad de Paquimé (Chihuahua).
Los arqueólogos también han hallado textiles elaborados con plumas de pavo y cabello humano para que las prendas fueran más calientes, debido a que en esa sierra las temperaturas alcanzan los 30º bajo cero. Asimismo, han encontrado madera, granos, cordelería, lítica, cerámica, huesos de animales, garras de jaguar y dientes de cocodrilo.
Amanecer en la Sierra
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— Gualberto Ledesma (@wal_ledezma) 29 de octubre de 2017
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