Los vikingos colonizaron Groenlandia. Pero hasta ahora ha sido un misterio las razones que les obligaron a abandonar este territorio. Los últimos indicios científicos apuntan que pudo deberse a un cambio climático con bajadas de temperaturas a finales del siglo XIV y comienzos del XV.
Así lo cree un equipo de investigadores de la Universidad de Brown (USA), que ha calculado que las temperaturas en Groendandia sufrieron un bajón importante que duró varias décadas, lo que hizo retroceder hacia el sur al pueblo vikingo.
Para llegar a la conclusión, los científicos analizaron cortes de hielo recogidos a muchos metros de profundidad, en los que ha quedado grabada la temperatura que había en el aire de Groenlandia hace 500 años.
Lo cierto es que no es el único factor a tener en cuenta para explicar el fin de las colonias vikingas. Su forma de vida sedentaria, la importancia de la agricultura y ganado para conseguir alimento, la dependencia del comercio con Escandinavia y los enfrentamientos con los Inuit, también contribuyeron a esta situación. La bajada de las temperaturas significó un mar con más hielo que bloqueaba las rutas comerciales.
Los Vikingos llegaron a Groenlandia hacia el 980 y establecieron una cadena de pequeñas comunidades a lo largo de su costa oeste, ampliándolas más adelante a la costa este y sur. Los restos arqueológicos y los documentos escritos demuestran que el establecimiento occidental persistió hasta mediados del siglo XIV y que el del este pervivió hasta las dos primeras décadas del XV.
Los investigadores también examinaron cómo el clima afectó a otros dos pueblos nórdicos como los de Saqqaq y de Dorset. Los primeros llegaron a Groenlandia hacia el 2500 A.C cuando el clima también era relativamente cálido. Siglos después, hacia el 850 A.C, se volvió mucho más duro.
La salida de los Saqqaq coincidió en el tiempo con la llegada del pueblo de Dorset, que estaba mucho más acostumbrada a vivir en un entorno de hielo marino. Así, cerca del año 50 A.C., la cultura de Dorset disminuía en Groenlandia occidental, a pesar de su afinidad con el frío.
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