La segunda fase hacia América tuvo lugar 15 años después. Leif Eriksson, hijo de Erik el Rojo, emprendió la búsqueda de las nuevas tierras.
Leif, descubrió una tierra estéril cubierta de piedras a la que llamó Helluland, “tierra de las piedras planas”. Siguió navegando y llegó a un lugar plano y arbolado al que llamó Markland, “tierra de bosques”. Finalmente llegó a un paraje donde encontraron cepas y uvas, lo denominaron Vinland, “tierra del vino”. Se calcula que este descubrimiento tuvo lugar hacia el año 1000.
Por otro lado, la Saga de Erik el Rojo también señala como descubridor a Leif Eriksson, pero por otros motivos: según se relata, Leif estaba por entonces en Noruega con el rey Olav Tryggvason, quien al conocer su intención de partir hacia Groenlandia, vio la posibilidad de cristianizar la isla. Por lo demás todo se desarrolla prácticamente igual que en la anterior saga.
Lo cierto es que los intentos vikingos de colonizar América no tuvieron resultado. No consiguieron estar periodos superiores a tres años seguidos en aquellas tierras; debido a las hostilidades con los nativos y la lejanía de sus lugares de origen.
En 1970 el arqueólogo danés Peder Scheledermann, documenta la existencia de los vikingos en América: en la costa oriental de la isla de Ellesmere (Canadá) se encuentran unos 25 útiles de origen escandinavo que son fechados sobre el año 1280. La confirmación de que los vikingos fueron descubridores de América se ratifica con las excavaciones en la aldea de L´Anse aux Meadows (Terranova) en 1968, donde se encuentra el único asentamiento vikingo hallado hasta hoy en América fechado hacia el año 1000.
Fuente: HISTORIA National Geographic, número 39.
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