Hernán Cortés es una de las figuras más odiadas en Latinoamérica en general y en México en particular.
El considerado “Padre de la Patria”, el hombre que hundió sus naves y se lanzó a la conquista del imperio azteca; hace mucho tiempo que desapareció del callejero mexicano y las pocas estatuas que quedan de él son “atacadas” con frecuencia por grupos pro-indígenas.
Los restos del conquistador, al igual que su memoria, tardaron en descansar en paz. Cortes murió en Sevilla en 1547 y su cuerpo fue llevado al monasterio San Isidoro del Campo en dicha ciudad, donde estuvo enterrado en dos emplazamientos distintos. En 1566 sus restos fueron llevados a la ciudad de México, al convento de San Francisco de Texcoco, donde estuvo emplazado en otros dos sitios distintos. La última voluntad de Cortés era ser enterrado en México, en el lugar donde se produjo su encuentro con Moctezuma, y allí trasladaron su cuerpo. A un mausoleo anexo al Hospital de Jesús, que fue fundado por el propio Cortés y que es el más antiguo de todo el continente americano.
Con la Guerra de la Independencia se toman precauciones y el cuerpo fue escondido bajo el altar; más tarde, en 1836, se vuelve a trasladar los restos a un nicho en una pared dentro de la misma iglesia. Se corre el rumor de que el cuerpo ha sido trasladado a Italia. Y no es hasta un siglo después (1936) cuando se desvela que su cuerpo sigue en el Hospital de Jesús. Hoy día sus restos reposan allí, de momento…
18/10/1519 En su camino a Tenochtitlán, Hernán Cortés lleva a cabo la matanza de Cholula.En no más de 6 horas mueren unos 5000 chololtecas pic.twitter.com/1gLXUBvCW7
— Celtas e Íberos (@Celtas_e_iberos) 18 de octubre de 2017
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