En ambos grupos de oficiales, podemos encontrar repetidos los siguientes cargos: capitán, piloto, maestre, contramaestre, capellán y escribano.
Ya como propios de este subgrupo se hallan el teniente, el oficial del cuerpo general de la Armada, de graduación inmediatamente superior al alférez de navío e inferior al capitán de corbeta. El alférez, oficial de menor graduación al teniente. El cabo, individuo de clase superior en la marinería de un buque de guerra, siendo ya un soldado o marinero encargado del manejo de una pieza de artillería específica. Y por último, los pilotines, hombres que servían en los buques como ayudante del piloto.
La vida a bordo de un barco en el siglo XVIII no era nada fácil. Este siglo supuso un gran avance en las técnicas de navegación y en la geografía, pero sobre todo es un siglo en el que se incrementa el tráfico intraeuropeo. Esto no significa que hubiera también mejoras en las técnicas constructivas, lo que repercutía considerablemente en la vida a bordo, sobre todo en los buques de guerra. Aún con todos los avances, las condiciones en el barco no mejoraron. El problema de un barco de guerra era la cantidad de tripulantes, entre marineros y oficiales, pasaban largas temporadas en la mar confinados en no muchos metros, el barco se convertía en vivienda, almacén, fuerte militar, hospital, etc, a esto hay que sumarle la eficacia y precisión con la que debían actuar todos los tripulates de este tipo de barcos, ya que de ello dependía su éxito, este barco y sus condiciones son típicas del siglo XVIII, pero se extiende también a la primera mitad del siglo XIX.
Autores: Pablo Martínez Marco, Mario Muñoz Muñoz, Pablo Victorio Molina. Estudiantes de Historia de la Universidad de Murcia
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