Cuando los primeros españoles se encontraron con los tesoros mayas, solo se les ocurrió una explicación a tanta maravilla: los griegos o los romanos tenían que haber pasado por allí.
La cultura maya sigue fascinando por su impresionante arquitectura, el misterio que se desprenden sus calendarios y su elaborado sistema de escritura. El museo parisiense Quai Branly trata de descifrar estos días algunos de los misterios de esta civilización.
Para ello ha montado una exposición centrada en los mayas de Guatemala: Maya, del auge al crepúsculo; donde se exponen 160 piezas, entre cerámicas, joyas, paneles, puntas de lanza, paneles de escritura y estatuas.
La estrella de la exposición es un refinado y delicado mosaico de conchas y jade que representa al dios de la muerte y que se remonta a la época clásica.
Es la primera vez que estas piezas viajan a Europa y en algunos casos es incluso la primera vez que salen de Guatemala. El público en general suele asimilar la civilización maya con Yucatán. Pero aparte de esta península mexicana los mayas abarcaron también Guatemala, Belice y la parte occidental de Honduras y Salvador.
En la muestra se ha montado un apartado dedicado al misterioso mundo de los calendarios mayas. Utilizaban 2 tipos de ciclos: uno corto de 52 años, compuesto por una mezcla entre el calendario divinatorio y el solar, y otro largo de algo más de 5.000 años. Este sitúa la fecha de creación el día 13 de agosto de 3113 a.C. Pero sobre todo, finaliza el 21 de diciembre de 2012, algo que se ha interpretado como una profecía maya del fin del mundo. No es una lectura muy científica, que el calendario acabe en esa fecha, solo significa que empieza un nuevo ciclo, como nosotros hacemos cada 31 de diciembre.
Deja una respuesta