Los castros gallegos se desarrollaron entre los siglos VI y V a.C. durante la Edad de Hierro. En estos casos, tanto el recinto del poblado como las viviendas de sus habitantes, tenían forma ovalada. Los castros, normalmente dispuestos de forma desordenada, se construían con tierra, madera y se tejaban con paja.
En Galicia encontramos más de un centenar de estas edificaciones. La Coruña es la que más recintos catreños alberga, unos 45; mientras que Lugo y Orense cuentan con 33 y Pontevedra con unos 20.
Uno de los ejemplos más representativos de este patrimonio cultural es el Castro de Baroña, recientemente designado BIC. Situado en una península al pie de un acantilado, sus 53 mil m2 mantienen un buen estado de conservación. Se compone de unas 20 viviendas y se han encontrado restos de 2 murallas defensivas. Está protegido hasta 200 metros mar adentro. Los arqueólogos que desde mediados de siglo han estudiado la zona coinciden en afirmar que el poblado debió ser autosuficiente, pese a no contar con restos de depósitos que confirmen las reservas de agua en su interior.
Otro castro reseñable es el de San Cibrao de Las (San Amaro – Orense), más conocido como A Cidade. Situado a tan solo 18 Km de la capital provincial, este yacimiento pasa por ser el mayor poblado fortificado en tierras gallegas con una superficie de 95.900 m². Distribuida en 8.750 m² de acrópolis y 87.150 m² de anteacrópolis. Las sucesivas excavaciones arqueológicas que se llevaron a cabo en él desde principios del siglo XX sacaron a la luz numerosos restos de orfebrería.
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— Antpogar (@antpogar) 12 de junio de 2016
Uno de los castros más espectaculares que data de la etapa galaico-romana es el de Santa Tecla, localizado en la desembocadura del río Miño, a 341 metros de altitud. Este impresionante lugar fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1931 y también cuenta con la consideración BIC. Asimismo, en varias de las piedras del monte donde se ubicaba el antiguo poblado se encontraron petroglifos de 2.000 años antes de su ocupación.
Otros castros dignos de mención son: el Castro de Borneiro (La Coruña) en cuyas viviendas se localizaron múltiples fragmentos de cerámica indígena, urnas de bronce y hierro, moldes de fundición y otras herramientas de la época. El castro de Troña (Mondariz), declarado BIC; el de Elviña, uno de los pocos en Galicia que tiene formaciones cuadradas; el de Fazouro (Lugo) que actualmente se conserva como museo y el de Viladonga.
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