Las reformas de los primeros borbones en España, tienen más que ver con el absolutismo francés (cuyo máximo representante sería Luis XIV), que con un programa concreto de reformas ilustradas. Y esto no era ninguna novedad, ya que transformaciones similares se venían haciendo en la administración castellana desde mediados del siglo XVII.
La nueva dinastía borbónica tiene la necesidad de legitimarse en el trono español. Para ello utiliza la decadencia del reinado anterior y acomete reformas absolutistas. Los historiadores y estudiosos del siglo XVIII, trataron estas reformas como ilustradas, en parte por la poca documentación existente sobre la administración pública española en la segunda mitad del siglo XVII. Y esta idea se generalizó y se aceptó sin mayor problema.
La Guerra de Sucesión, resultó ser el momento ideal e imprescindible, para acometer esta transformación hacia el absolutismo. Para ello Felipe V, utilizó el legítimo ejercicio de la violencia. Un “derecho” que las monarquías europeas habían logrado en la Edad Media y perderían durante el siglo XIX, a favor del Estado Liberal.
Como conclusión podríamos decir que, la novedad reformista que la nueva dinastía iba a implantar en España; es el tránsito hacia el pleno absolutismo. Transformación que ya había sido iniciada a mediados del s. XVII por los oligarcas castellanos. La culminación de este sistema, llegaría con los reyes Fernando VI y Carlos III; a los cuales podríamos definir directamente como: “déspotas”.
Fuente: Reformismo en los límites del orden estamental. De Saavedra Fajardo a Floridablanca. Francisco Javier Guillamón Álvarez.
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