Dice la leyenda que los vikingos, para encontrar su camino en el Atlántico Norte, utilizaban una “piedra solar brillante” = “sólarsteinn”, que revelaba la posición del sol incluso en un días nublados.
Parece magia, pero los científicos creen haber resuelto el misterio. La piedra solar podría consistir, en unos cristales polarizadores.
Los vikingos, viajaron a lo largo y ancho del Norte de Europa, las Islas Británicas y el Atlántico Norte entre los años 750 a 1050. Posiblemente, la luz diurna perpetua durante la estación de verano en el extremo norte habría evitado que usaran las estrellas como guía para posicionarse, ya que la brújula magnética aún no se había introducido en Europa, aunque habría tenido un uso limitado tan cerca del polo norte.
También se sabe que utilizaban la posición de las líneas de costa, los patrones de vuelo de las aves, las rutas de migración de las ballenas y nubes lejanas sobre islas. Pero todo esto no parece suficiente para realizar con éxito las grandes travesías del Atlántico Norte.
En 1967, Thorkild Ramskou, un arqueólogo danés, sugirió que esta piedra podría haber sido un cristal polarizador, como el espato de Islandia; una forma transparente de calcita, que es común en Escandinavia.
¿Sabías que al igual que en la serie #Vikings, los Escandinavos usaron la “piedra solar”para navegar pic.twitter.com/OmWHwI5Io3
— Language Experience (@languagexp) 26 de noviembre de 2015
La luz contiene ondas electromagnéticas que oscilan de forma perpendicular a la dirección en la que viaja. Cuando las oscilaciones apuntan todas en la misma dirección, la luz está polarizada.
Un cristal polarizador permite que pase a través de ella sólo la luz polarizada procedente de ciertas direcciones. Por esto, Ramskou defendía que, sosteniendo un cristal y rotándolo, los vikingos podrían haber deducido la posición del Sol. Incluso cuando estaba oculto tras las nubes o la niebla.
Investigadores de las Universidades de Eötvös (Budapest) y de Lund (Suecia), ponen a prueba estas suposiciones desde 2005. En un estudio, los investigadores tomaron fotografías de cielos parcialmente nubosos o en ocaso en el norte de Finlandia a través de una lente de ojo de pez de 180º, y pidieron a voluntarios que estimasen la posición de Sol. Los errores de hasta 99º llevaron a los investigadores a concluir que los vikingos no podían haber dependido solamente de la vista para evaluar la posición del Sol.
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