La leyenda cuenta que en la comarca de As Anzas (Ribadeo), por el viejo camino de As Fádegas, al lado del río Alesancia; una joven de asombrosa belleza llamada Encanto, dejó grabadas en la piedra sus pisadas. Suele aparecerse en la noche de San Juan para atraer a los que por allí pasan, hechizándolos con el fin de que permanezcan para siempre en la roca.
Esas pisadas no son otra cosa que un petroglifo podomorfo que acaba de ser reconocido como tal por técnicos del Servicio de Patrimonio Cultural de la Xunta.
En la actualidad se tiene constancia de petroglifos de estas características en zonas de Ourense y Pontevedra, pero hasta la fecha no se sabía de su existencia en el área de Lugo. Con las 11 pisadas, que han aparecido acompañadas de dos «cazoletas», se completa una parte de la cultura gallega, en un territorio en el que no se esperaba descubrir algo así.
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