Meir cree que tiene unos 80 años. Lo que sí sabe con seguridad es que cuando los nazis lo metieron en el gueto de Cracovia no pasaba de los 13. Judío, polaco, nacido en los años 30. Mala fecha y lugar para nacer.
“Tiraban la puerta abajo y gritaban: ¡Alemania está aquí!”, recuerda. Tras el gueto de Cracovia, donde estuvo con sus padres y otros 15.000 judíos, pasó por 5 campos nazis: Plaszow, Auschwitz, Bobrek, Buchenwald y Spainchingen.
“Del gueto recuerdo sobre todo el hambre. No teníamos nada que comer. Un día robé una gallina y la llevé al piso. Fue una fiesta, la casa se llenó de felicidad”.
En marzo de 1943, los nazis desmantelaron el gueto. Enviaron a los que podían trabajar al campo de Plaszow [muy cerca de la fábrica de Oskar Schindler], y al resto los ejecutaron allí mismo. Meir y su padre terminaron en el campo; a su madre, que tenía 35 años, nunca la volvió a ver. Cuando llegó a Plaszow, le permitieron ducharse: “Hacía meses que no me lavaba. A mí y a otro chico nos dieron jabón y cuando nos miramos al espejo vimos que estábamos negros. El otro chico comenzó a gritar como un loco; no se reconocía”.
El comandante nazi que dirigía el campo era Amon Goeth. “Horrible no es una palabra suficiente para definirle”, según Meir. Goeth fue ahorcado por los soviéticos en el mismo campo. Su mujer se suicidó al conocer las atrocidades que había cometido.
El gueto de Cracovia fue construido para aislar a los Judíos del resto de la ciudad, y luego utilizarlos como esclavos y asesinarlos. pic.twitter.com/leHC1rBMM1
— MEMORABLE (@EsMemorable) 4 de marzo de 2017
A principios de 1944 los nazis seleccionaron a Meir y a otros 2000 prisioneros y los llevaron a Auschwitz. “Me corté el número que nos tatuaron. Arranqué ese trozo de carne y luego me cosí la piel”.
En el invierno de 1945 los comunistas ya acechaban, así que Meir y otros 60.000 fueron trasladados a los campos alemanes. Meir recorrió más de 200 kilómetros a pie con unos zuecos y un pijama en pleno invierno.
Se estima que unos 200.000 judíos fueron trasladados de ese modo; unos 80.000 murieron de frío, hambre u agotamiento. Este periplo le llevó al campo de Spainchingen, cerca de Estrasburgo (Francia). A los pocos días llegaron los americanos y los nazis les dejaron abandonados; “los americanos nos advirtieron: No digáis que sois judíos. No nos querían en ningún lado nadie”.
En el verano de 1945 se embarca junto con otros 1086 judíos en el barco “Biria”, con destino Palestina. “Cuando llegué a Jerusalén, mentí sobre mi edad para alistarme en el ejército”. Combatió en la guerra contra los árabes en 1948 y allí se quedó, en la “Tierra Prometida”.
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