El capitán Schroeder llevó el St. Louis desde Amberes hasta New York en junio de 1939 y realizó los cruceros veraniegos proyectados por la HAPAM al Caribe. En la Embajada alemana se le prohibió hablar acerca de lo que había acontecido en el St. Louis.
El 26 de agosto de 1939, el St. Louis debía zarpar de New York a Bermudas, pero el viaje fue cancelado. Al día siguiente el barco zarpó sin ningún pasajero. Se encontraba en alta mar al declararse la guerra el 3 de septiembre.
El capitán Schroeder rompió en bloqueo británico y llegó sin novedades a Murmansk, Rusia. Desde allí los tripulantes del St. Louis, menos los maquinistas, viajaron en tren hasta Leningrado y después a Alemania.Después de permanecer 4 meses en Murmansk, el St. Louis puso rumbo a Hamburgo, llegó el 1 de enero del año 40. Siendo el último barco de la HAPAM en regresar a puerto. Schroeder pisó tierra y nunca más volvió a hacerse a la mar.
El St. Louis resultó con graves daños debido a la acción de la aviación británica en 1944 y al final de la guerra no era más que un casco incendiado en el puerto de Hamburgo. Finalmente en 1950 fue vendido para chatarra y desguazado.Después de la Guerra, Schroeder, intentó ganarse la vida como escritor; utilizando en alguno de sus libros recuerdos del viaje del St. Louis. No tuvo mucho éxito.
Alguno de los viajeros del St. Louis, contactaron con él y le ayudaron enviándole alimentos en los momentos de más necesidad. También acudieron en su ayuda cuando fue juzgado en el proceso de desnazificación. Y sus testimonios ayudaron a que fuera absuelto.
En 1957, dos años antes de su muerte, el Gobierno de Alemania Occidental le concedió una medalla por los esfuerzos que había realizado al intentar salvar las vidas de los pasajeros del St. Louis.
Fuente: El viaje de los malditos. Gordon Thomas y Max Morgan-Witts. 1976.
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