El Señor de Sipán, dominaba los valles situados al noroeste de Perú. Vivió entre los siglos II y III d. C, y murió a los 45-50 años.
Usaba sandalias de plata y portaba 20 kilos de oro entre otros materiales como grandes pectorales de conchas marinas al cuello y coxales en las caderas. También pendientes y narigueras, para distorsionar su voz.
No caminaba ni hacía esfuerzo físico, le trasladaba su cohorte. Posiblemente esta era una de las causas por las que presentaba osteoporosis incipiente. Era imberbe pero nunca se quedó calvo, usaba pinzas depilatorias y no tenía ni un solo pelo en el cuerpo.
Sus algo más de 1,60 metros de altura fueron sepultados en una necrópolis descubierta en 1987 por el doctor Alva. Era la primera tumba en el mundo explotada solo con técnicas de investigación arqueológica y la más rica de América. Se le enterró con su esposa a los pies, sus concubinas alrededor, un bebé sacrificado y su vigilante con los pies amputados, para que no lo dejase solo en la otra vida. Bajo sus restos, los del sacerdote y los del Viejo Señor, que podía ser su padre, porque los huesos son de más antigüedad.
Raid internacional: En Lima, un museo itinerante del Señor de Sipan, la catedral metropolitana, el palacio de Pizarro. pic.twitter.com/7o9zojAZLY
— César Pinos Espinoza (@CPinosE) 21 de octubre de 2017
El arqueólogo Alva y su equipo excavaron en un lugar donde unos primeros enterramientos ya habían sido saqueados. Bajo ellos, apareció el Señor de Sipán, al que no costó demasiado otorgar el cargo de señor de la elite de la cultura moche por las 1.137 piezas encontradas junto a él entre emblemas, orfebrería y ornamentaciones.
La riqueza de esta tumba es tal que se levantó un gran museo que reuniese los tesoros hallados en el túmulo. En el Museo de las Tumbas Reales del Señor de Sipán también se encuentran otras 15 tumbas más descubiertas hasta el momento.
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