Primera Guerra Mundial. El 5 de agosto, las brigadas de Emmich iniciaron el bombardeo y un asalto de infantería contra los 4 fuertes más orientales de Lieja. Fueron repelidos por las ametralladoras y la artillería belga. Incluso en el fuerte Barchon, al ver que los alemanes vacilaban, los belgas efectuaron una carga con bayoneta y los obligaron a replegarse.
Esta victoria inaudita fue recibida con euforia por la población, los periódicos se hicieron eco de ella. La euforia se extendió al Cuartel General Belga y en el Estado Mayor se llegó a hablar de planes para pasar a la ofensiva. El Rey Alberto se opuso inmediatamente. Sus pensamientos se dirigían hacia Inglaterra y Francia.
¿Cuánto tiempo esperarían más las potencias aliadas para ayudar a Bélgica?
Tras su incapacidad de pasar este anillo de fuertes, los alemanes mandaron un Zeppelín desde Colonia para bombardear Lieja y atemorizar a sus ciudadanos. Lanzo 13 bombas y mató a 9 civiles el 6 de agosto.
El 7 de agosto el gobierno francés otorgó la gran cruz de la Legión de Honor a la ciudad de Lieja y la Medalla Militar al Rey Alberto. Aunque los belgas no esperaban precisamente condecoraciones, este gesto expresaba la admiración del mundo por la resistencia belga.
Lieja no pudo resistir más y esa misma noche los alemanes entraron en la ciudad, aunque lo cierto es que lo hicieron sin conquistar ninguno de los fuertes.
Fuente: “Los Cañones de Agosto”, Barbara W. Tuchman. 1962.
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