Según revelan documentos hasta ahora ocultos del MI5 británico, los nazis planearon una campaña de sabotajes bacteriológicos en los países aliados al terminar la IIGM. Con el fin de crear situaciones de pánico, movimientos anticomunistas y posibilitar la llegada del IV Reich.
Los nazis colocaron a sus agentes en zonas refugio como España, Suiza y Sudamérica, para pasado algún tiempo, utilizarlos en una campaña destinada a crear el pánico en las poblaciones de los países aliados. El III Reich también transfirió cuantiosos fondos a estos países para conseguir sus fines.
Este fue el caso de Olivier Mordrelle, líder del movimiento separatista de la Bretaña francesa. Condenado a muerte en ausencia en 1940 después de que se descubriese que estaba a sueldo de los alemanes. Según confesó el mismo, era uno de los 15 delegados que asistieron a una reunión secreta en Deisenhofen, en abril de 1945, en la que se discutieron los planes de resistencia nazi para después de acabado el conflicto.
Los documentos del MI5 describen los dispositivos y venenos desarrollados por los científicos alemanes, encontrados en agentes de ese país detenidos en el norte de Francia en marzo de 1945, después de que se lanzaran en paracaídas.
Aspirinas tóxicas, mecheros con gases microbianos, polvos letales, alimentos envenenados, son entre otros los métodos utilizados. Pero esto no se limitó solamente a los nazis. Un documento alemán confiscado fechado en febrero de 1944 indicaba que la resistencia polaca había intentado envenenar a soldados germanos con latas de crema Nivea que en realidad era una pasta de gas mostaza.
El MI5 controló una red #nazi de traidores en el Reino Unido durante la II Guerra Mundial http://t.co/AM8Pm9kg0r pic.twitter.com/283GtYxSTB
— RT en Español (@ActualidadRT) 1 de marzo de 2014
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