La mayor superficie de arte rupestre de Galicia [unos 200 m2] la cual contiene petroglifos que abarcan un arco temporal de más de 4.000 años, está cubierta de excrementos de ganado y soporta a diario el paso de maquinaria agrícola.
Todo esto a pesar de que se trata de un Bien de Interés Cultural (BIC).
El conjunto permanece abandonado sin ninguna protección por más que recientemente se hayan descubierto dos laberintiformes, una tipología muy especial de petroglifo de la que solo se conocen en Galicia cinco ejemplos.
Está pendiente presentar un sencillo proyecto de vallado para la zona, consistente en simples postes y travesaños de madera para tratar impedir el paso del ganado. Mientras tanto vacas, ovejas y tractores siguen pasando por encima de más de 4.000 años de arte rupestre.
En septiembre del año pasado dos aficionados a la arqueología, descubrieron bajo la capa de excrementos nuevos grabados que dotan de aún más valor al conjunto. Se trata de dos laberintiformes [datados en el I milenio a.C.], en Galicia están catalogados más de 2.000 petroglifos, solo cinco son laberintiformes.
Este tipo de petroglifos tienen una gran complejidad y exigen un alto grado de conocimiento geométrico para su realización. Es una forma muy habitual en la cuenca mediterránea. Se cree que al noroeste peninsular pudo llegar por mar. Aunque, los expertos no descartan que sean una evolución autóctona sin influencia exterior.
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