Las sierras de Portmán guardan el secreto de cómo Roma fraguó su poderío hace 2000 años. La riqueza mineral de esta franja montañosa paralela a la costa contribuyó a engrandecer el imperio.
Ahora un equipo hispanofrancés de arqueólogos en la sierra de La Unión empieza a arrojar luz sobre la actividad que los romanos desarrollaron en estas tierras en busca de plata.
Por las referencias literarias clásicas tuvo que ser una labor fabulosa. Según el historiador Polibio, que visitó estas minas en el siglo II a.C., unos 40 mil trabajadores, la gran mayoría esclavos, se dedicaban a extraer las riquezas de estas tierras.
Se trató de una industria “a lo grande”. Las sierras entre Mazarrón y La Unión estarían salpicadas de complejos mineros dedicados a la extracción, lavado y fundición de la galena argentífera, de la que se obtenía plata y plomo. Los lingotes eran transportados después hasta el puerto de Cartagena, para su envío a Roma.
Un ejemplo de esto son las excavaciones que se llevan a cabo en el Cabezo del Pino (La Unión), que ha permitido sacar a la luz un lavadero de época republicana romana (siglos II y I a.C.). Se trata del primer yacimiento de este tipo excavado en la Península Ibérica.
Consta de 3 áreas distintas: una balsa con 5,8 metros cúbicos para almacenar agua necesaria para el lavado; otro sector con un depósito más pequeño y, por último, un edificio aterrazado dotado de varias piletas que se empleaban para la concentración y el enriquecimiento del mineral.
Los trabajos han arrojado una abundante muestra de material arqueológico relacionado con el día a día de estos mineros antiguos, como cerámica fabricada en distintos puntos del Mediterráneo, además de monedas, clavos, punzones y utensilios empleados en las labores. Con los datos recopilados, los investigadores señalan que complejos como éste del Cabezo del Pino se repartirían a lo largo de toda la sierra costera. Junto al recinto industrial se levantaría una zona residencial para los capataces y responsables de la explotación. Estos asentamientos se construían próximos a las vetas de mineral. A través de galerías se extraía la galena argentífera. El primer proceso era triturarla, en el Cabezo del Pino se han hallado cazoletas de piedra donde se depositaba el mineral para machacarlo con la ayuda de guijarros. Este material se lavaba entonces para retirar las impurezas, y después se iba pasando por las piletas para aumentar la concentración de mineral, mediante decantación, y obtener así la máxima pureza antes de su envío a la fundición para la fabricación de los lingotes.
Se cree que el complejo minero del Cabezo del Pino estuvo relativamente poco tiempo en funcionamiento, unos 70 años; aunque poco tiempo después continuaron con los trabajos en otras zonas del yacimiento. En Europa solo se conocen otros lavaderos de mineral en las minas del Ática (Grecia).
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