Los mismos artistas holandeses que dieron forma a los homínidos de Atapuerca, han reconstruido el rostro de Otzi, el hombre de la Edad de Cobre.
La momia congelada de Otzi fue encontrada en septiembre de 1991, en el glaciar italiano Schnal Valle (Valle de Ötz), en los Alpes, cerca de la frontera con Austria.
Y es la momia más antigua del mundo.
20 años de investigaciones sobre el cadáver han arrojado luz sobre este cazador prehistórico que vivió hace unos 5.300 años, murió a los 45, pesaba unos 50 kilos y medía 1,60 metros de altura. Con las últimas tecnologías forenses: imágenes en 3D, tomografías e infrarrojos; se ha podido realizar una recreación de cómo pudo ser este hombre.
Arquero, cazador, pastor y pescador. Otzi falleció, a 3210 metros de altitud, desangrado después de que una flecha le atravesara el cuerpo por la axila izquierda, aunque no se descarta que le asestaran un golpe en la cabeza.
Vestido con pieles de cabra sujetadas por tendones de animales, con botas y gorro de piel de oso y ciervo. Atada a su cintura colgaba una bolsa con yesca y un percutor de pirita para prender fuego.
Junto a su cadáver, un hacha de cobre, un puñal de sílex, un arco de madera, una red para cazar y un cesto.
No tenía buena salud, padecía de artrosis y triquina (un parásito intestinal por el cual se medicaba con un hongo que llevaba consigo). En su estómago se detectaron restos de cabra montesa, cereales y bayas; así como restos de cenizas, lo que indica que asó parte de su comida.
Con motivo del 20 aniversario de su descubrimiento, se desarrolla una exposición, hasta el 15 de enero de 2012, en el Museo de Arqueología de Bolzano, Italia
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