Las reformas en el edificio de las Reales Atarazanas de Barcelona, han deparado un resultado que se podría calificar de sorprendente.
El subsuelo escondía una pequeña joya romana: los vestigios de un mausoleo rectangular en el que han sido localizados restos de varios cuerpos incinerados en vasijas de cristal y que forman parte de una necrópolis de 36 individuos enterrados entre los siglos I y VI.
Han aparecido: ungüentarios de cristal, cerámicas romanas, fragmentos de mármol con inscripciones, 41 monedas romanas, medievales y modernas; entre otras cosas.
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