Primera Guerra Mundial. Los alemanes hicieron un último esfuerzo por persuadir a los belgas de que depusiera las armas.
A través del gobierno holandés hizo llegar al Rey una carta: “Ahora que el ejercito belga ha demostrado su honor por su heroica resistencia frente a una fuerza muy superior, el gobierno alemán ruega al Rey de los belgas y a su gobierno que le ahorre a Bélgica los futuros horrores de la guerra”.
El 12 de agosto el Rey Alberto respondió: “NO”.
Frente a esta situación, los mandos alemanes pidieron traer desde su país los terroríficos cañones, para utilizar una fuerza jamás vista en un campo de batalla.
El “Gran Berta” llegó, y el mismo 12 de agosto, a las 6:30, uno de los 420 mm disparó contra el fuerte de Pontisse. El obús describió un arco de 4000 pies y tardó 60 segundos en alcanzar su objetivo; los alemanes consiguieron hacer blanco en el fuerte 45 veces que fue tomado al asalto.
Antes de que los cañones entraran en acción solo uno de los fuertes había sido tomado. El 14 de agosto todos los fuertes del norte y este de la ciudad estaban en manos del enemigo. El 16 de agosto, todos los fuertes menos el de Loncin habían caído.
Este es El Gran Berta
Con este cañón #Alemania dio su primer disparo al invadir a #Bélgica #WirldWar1 pic.twitter.com/dEkRGyO6Sa— El Sistema (@Kattastroffer) 23 de junio de 2015
Fuente: “Los Cañones de Agosto”, Barbara W. Tuchman. 1962.
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