Nueve años antes de la llegada a Machu Picchu del estadounidense Hiran Bingham, el agricultor peruano Agustín Lizárraga ya había descubierto la ciudad Inca.
Precisamente, fue su interés por buscar nuevas tierras de cultivo lo que llevó a Lizárraga a descubrir Machu Picchu, donde llegó un 14 de julio de 1902, tal y como escribió el agricultor en una de las paredes de la ciudadela, un detalle que incluso recogió Binghan, explorador y político, en sus diarios del viaje.
Esto al menos es lo que se recoge en el libro de Américo Rivas, natural de Cuzco: «Agustín Lizárraga: el gran descubridor de Machu Picchu»
Para su elaboración, el autor contó con una fuente novedosa: una larga carta escrita en 1961 por Adriel Palma, hijo de Enrique Palma, uno de los que acompañaron a Lizárraga en su primera expedición, y en la que describe con detalle la historia.
Cuando llegaron, recorrieron todo el día Machu Picchu, encontrando palacios y demás construcciones, aún con cerámicas en las hornacinas. Cuando bajaron y narraron lo que habían visto contaron que pareciera que la ciudad había sido abandonada de golpe.
Un día como hoy 14Julio1902 Machu Picchu, Perú, Agustín Lizárraga escribe sobre muro de ruinas http://t.co/J1SDMHH3r8 pic.twitter.com/aL4gMZWDj7
— Luis Montes Brito (@luismontesbrito) 14 de julio de 2015
Agustín Lizárraga trabajaba para la familia de hacendados Ochoa. La familia de hacendados tenía familiares en Lima e incluso París, familiares que acudieron en 1904 a la hacienda con motivo de una boda, lo que permitió que algunos de ellos subieran hasta la ciudadela, «el primer viaje turístico a Machu Picchu”.
Sin embargo, Lizárraga murió en febrero de 1912, sin poder reclamar su descubrimiento, y el propio Rivas lamenta que el Estado peruano no haya sido capaz, más de 100 años después de aquello, de reconocer al personaje como merece.
Es por eso que, cuando en 2002 se cumplieron 100 años de la primera visita de Lizárraga a Machu Picchu y, a pesar de los esfuerzos de ciudadanos de Cuzco, las celebraciones no pasaron de unos pequeños actos casi familiares.
«Lizárraga no tenía periódico, ni revista, e Hiram Bingham tenía al presidente estadounidense William Howard Taff, al presidente de Perú Augusto B. Leguía, la National Geographic, la Universidad de Yale y sus amigos millonarios», argumentó Rivas.
Esta semana con motivo del “otro centenario”, la municipalidad de Cuzco distinguirá a varios familiares de Lizárraga en un nuevo intento por reivindicar su figura; sin embargo ningún descendiente del descubridor de Machu Picchu fue invitado a la ceremonia central de mañana en la ciudadela Inca.
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