Sabemos que el oído de los mamíferos es capaz de percibir ultrasonidos, ahí tenemos a perros y murciélagos; y también infrasonidos como las ballenas. El oído evolucionó de las mandíbulas de los reptiles.
Con el descubrimiento del esqueleto completo de este mamífero primitivo encontrado en China, se podría establecer el “eslabón perdido”, en este campo.
El fósil, que fue encontrado en la Formación Jiufotang, de la provincia de Liaoning y ha sido bautizado como “Liaoconodon hui”, tiene un estado de conservación tan excepcional que aún muestra en su posición original los huesos asociados con la audición en los mamíferos: el martillo, el estribo y el yunque, unidos por una membrana fosilizada.
El equipo que descubrió el ejemplar sostiene que esta disposición en la que se encuentran los huesos, significa que el oído medio de los mamíferos evolucionó al menos dos veces de forma independiente: una en los monotremas (los mamíferos que ponen huevos, como los ornitorrincos) y otra en los marsupiales y placentarios (todos los demás, incluido el hombre).
El “Liaoconodon hui” vivió hace entre 125 y 122 millones de años en el Mesozoico, cuando los dinosaurios dominaban la Tierra y los mamíferos vivían en pequeños nichos ecológicos. Para aquel momento, sus 36 cm de largo lo convertían en un mamífero mediano, que caminaba sobre cuatro patas y se parecería bastante a un reptil.
La sorpresa de los científicos llegó cuando, al preparar su cráneo, encontraron que un cartílago permitió al animal tener estable el tímpano (la membrana), que se mueve con las vibraciones del aire, transmitiéndolas a los tres huesecillos del oído.
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